La luna y los cultivos

Desde la antigüedad se han tenido en cuenta las fases lunares para realizar unas u otras labores en la huerta. Actualmente, tenemos tres fuentes principales de información sobre la relación entre la luna y las plantas:

El calendario biodinámico: que nos dan información muy precisa sobre las distintas labores a realizar en el campo en función de la luna.

Las prácticas tradicionales: era muy común sembrar en luna creciente (entre luna nueva y luna llena) todas las plantas que crecen en altura y dan frutos (como los tomates, guisantes, judías…), y sembrar en luna menguante (entre luna llena y luna nueva) las planas que se desarrollan bajo tierra (zanahorias, nabos, patatas….) o a ras de suelo (como las lechugas), pues éstas sembradas en luna creciente  tenderían a subir a flor prematuramente.

Las experiencias de Kolisko: que siguiendo las indicaciones de Rudolf Steiner, comparó sistemática y científicamente los resultados de siembras efectuadas dos días antes de la luna llena con las efectuadas dos días antes de la luna nueva. También realizó siembras escalonadas día a día. Para todas las plantas con las que efectuó pruebas, que fueron avena, cebada, col morada o lombarda, guisante o chícharo, judía, maíz, rábano silvestre, remolacha, tomate, trigo y zanahoria, llegó a la conclusión de que las siembras más favorables eran las efectuadas dos días antes de luna llena, y las más desfavorables las efectuadas dos días antes de luna nueva. Las diferencias de rendimientos mayores, que alcanzaron el 80 e incluso el 100%, aparecieron en las hortalizas de fruto: guisante, judía y tomate, así pues, las experiencias de Kolisko confirman las prácticas tradicionales, excepto para las hortalizas de raíz. Kolisko no efectuó ensayos con lechugas. También observó una significativa influencia sobre la calidad: las zanahorias sembradas dos días antes de la luna llena eran más jugosas y azucaradas que las sembradas dos días antes de luna nueva.

Podemos regirnos por esta regla general: sembrar en luna creciente, preferentemente dos o tres días antes de luna llena, todas las plantas excepto las que puedan subir a flor prematuramente, particularmente las lechugas, que deberán sembrarse en luna menguante. (Claude Aubert)

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Además podemos aprovechar los beneficios de asociar correctamente las hortalizas

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