La importancia de la fertilidad de la tierra para nutrir a las plantas de la huerta ecológica

Una de las bases de la agroecología es la aportación de materia orgánica para favorecer la fertilidad de la tierra y así ésta podrá alimentar y nutrir a las plantas de nuestra huerta. Con una tierra rica en materia orgánica con nutrientes biodisponibles para los cultivos estaremos evitando muchos problemas en el futuro, como por ejemplo plagas y enfermedades. Además una tierra fértil posibilita la retención de agua, de sales minerales (potasio, fósforo, nitrógeno, …) que se desarrollen más y mejor las raíces y que penetre más aire.

Este agua y nutrientes que la planta toma del suelo a través de sus raíces formará la savia bruta, la cual viajará hasta las hojas a través de su tallo y volverá a bajar  hasta las raíces (esta vez con menos agua pero con más nutrientes y con la clorofila obtenida de la respiración).

Si tienes planeado mantener la huerta a largo plazo, es imprescindible que planifiques cómo aportar materia orgánica para favorecer la fertilidad de la tierra para los próximos años al tiempo que vas incorporando nutrientes disponibles a corto plazo, es decir, combinar la nutrición a largo y corto plazo para mantener un nivel favorable de nutrientes y evitar las carencias. Igualmente importante es fijar el nitrógeno en la tierra para facilitar su disposición mediante el cultivo de leguminosas y practicando las rotaciones de cultivos.

Para aportar materia orgánica de buena calidad para favorecer la fertilidad de la tierra, incluso a largo plazo, una excelente opción es el humus. Éste incluso evita los daños en las raíces por cambios bruscos, es capaz de regular el pH, favorece la aparición de microorganismos beneficiosos, etc. Algo más que podemos hacer para favorecer la aportación de materia orgánica a largo plazo es incluir al humus los restos de podas, ramas o incluso gramíneas.

Es importante destacar que en una tierra fértil se desarrollan biofertilizadores como las micorrizas, de gran importancia para mantener las raíces de los cultivos sanas y en pleno funcionamiento.