Cómo hacer mantequilla de cacahuete o maní sin azúcar
La mantequilla de cacahuete o maní es una de esas recetas que puede dar mucho juego, porque nos puede valer tanto para recetas dulces como saladas.
Disfrútala en el desayuno, a media mañana, en la comida, como postre, en la merienda…. Cualquier momento del día es bueno para disfrutar de este alimento tan completo.
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¿De qué maneras puedes usar la mantequilla de cacahuete o maní?
- Untada en rodajas de fruta como manzanas y plátanos y con hortalizas como pepinos y apio.
- La puedes emplear como frosting en bizcochos, galletas y cupcakes
- Para rellenar crepes dulces y salados
- Untada en bocadillos y sandwiches
- En aliños para ensaladas y otros platos
Verás que esta es, quizá, la receta más sencilla de hacer. Solo necesitas un ingrediente.
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Receta casera de mantequilla de cacahuete o maní
Ingredientes
- 350 gramos de cacahuetes naturales, sin sal
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Elaboración
Pon los cacahuetes en un procesador de alimentos o en el vaso de la batidora.
Procesa los cacahuetes durante dos minutos. Con un utensilio tipo cuchara, lengua de gato o espátula, ve despegando los cacahuetes.
Vuelve a procesar de nuevo y para cuando veas que es necesario despegar los cacahuetes de las paredes del vaso o del procesador de alimentos.
Verás que, poco a poco, la grasita de los cacahuetes o maníes va saliendo y éstos se van haciendo harina. Después, puedes ver cómo va apareciendo una crema.
La textura de la crema al principio es bastante granulada. Cuanto más tiempo batas los maníes más homogénea quedará la crema y menos trocitos tendrá.
Para que tu mantequilla de cacahuete se mantengan en perfectas condiciones, guárdala en la nevera o refrigerador hasta un máximo de 15 días y preferentemente en un tarro de cristal con cierre hermético (como en la foto).
Y si vas a usarla para untar, sácala 20 minutos antes para que sea más fácil de manejar.
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Variaciones: Si te ha gustado esta receta te encantará saber que siguiendo este mismo proceso que hemos llevado a cabo para obtener la manteca de maní, puedes usar frutos secos como las almendras, los anacardos (marañones o nuez cajú) o las avellanas. Así aportas más variedad y riqueza nutricional a tu dieta.
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