¿Conoces las diferentes formas de regar tu huerto o jardín? Cómo elegir el mejor método de riego
El agua es un factor determinante en la producción de los cultivos. Al tratarse de un recurso naturalmente escaso, en agricultura ecológica se buscan los métodos y sistemas de riego que puedan satisfacer las necesidades hídricas de las plantas mediante un uso eficiente del agua.
El agua tiene un rol fundamental en la vida microbiana y las funciones del suelo, transformando materia orgánica en nutrientes que consumirán las plantas de tu huerto ecológico.
Si bien, en sus inicios, el regadío de las plantas hortícolas se originó como una práctica asociada a los ciclos naturales de los ríos y las lluvias, se ha ido perfeccionando hasta convertirse en una alternativa al secano.
Los métodos de riego abarcan diferentes formas de aplicar agua al suelo para complementar la cantidad aportada por la lluvia y satisfacer las necesidades del cultivo.
Veamos en este post qué debemos tener en cuenta a la hora de gestionar el agua en nuestro jardín o en el huerto para autoconsumo.
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Determinar la disponibilidad de agua
Como paso previo la elección de método y el diseño de un sistema de riego para un jardín, huerto o pequeña superficie de cultivo, será necesario determinar la disponibilidad de agua evaluando diversos factores como:
- Tipo de fuente: pozo, naciente, río o arroyo, depósitos artificiales.
- Cantidad de agua: cantidad con la que se puede confiar durante un ciclo de producción.
- Calidad del agua: determinada por la cantidad y el tipo de sales disueltas en ella.
- Propiedad: según el tipo de fuente habrá que tramitar licencias para extraer o utilizar el agua.
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Determinación del método adecuado de riego
Seleccionar el método más adecuado está determinado, principalmente, por el tipo de manejo del riego que podamos implementar, lo cual depende en gran medida de factores como:
- Las características del suelo: la capacidad de almacenar agua depende en gran medida de la textura del suelo y su porosidad.
- La disponibilidad de agua: existencia en cantidad y calidad del recurso, así como su fuente y situación específica.
- El tipo de cultivo: conocer los requerimientos de agua para el rendimiento óptimo de las plantas que vamos a cultivar.
- La topografía y forma del terreno: pendiente, longitud y ancho, así como si existen caminos, acequias u otros elementos que puedan interferir en un sistema de riego.
A partir de la evaluación de estos puntos previos será más sencillo considerar y seleccionar uno de los siguientes tres métodos de riego:
Riego por superficie
También llamado de manta o por inundación. El más antiguo y conocido, aplicando agua sobre la superficie del suelo por gravedad o escurrimiento, siendo el propio suelo el que actúa como sistema de distribución dentro de la parcela, guiando el agua desde la zona de suministro hasta los diferentes puntos, infiltrándose.
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Los sistemas de distribución en este método son las tuberías o una red de canales o acequias, por lo que es un método recomendable para terrenos llanos o con pendientes suaves.
Es el método menos costoso tanto en instalación como en mantenimiento, aunque se utiliza el agua de forma menos eficiente que en el riego por aspersión o localizado.
Si bien resulta ideal para parcelas medianas a grandes, requiere una considerable cantidad de movimientos de tierra y capacidad para nivelar el terreno a fin de que el agua se distribuya de manera homogénea.
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Riego por aspersión
Es el que se aplica en forma de lluvia utilizando dispositivos que generan una dispersión aérea de las gotas. Su principal característica es que se debe dotar al agua de cierta presión encauzándola a través de tuberías y un sistema de bombeo.
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Uno de los sistemas más utilizados es la instalación de tuberías principales y secundarias o ramales de aspersión que quedan fijos en el campo, en otra versión del sistema las tuberías pueden ser móviles, cambiándolas en cada campaña de riego y, en otra versión, se reemplazan las tuberías por máquinas de riego que se desplazan sobre la parcela de manera automática.
Estos sistemas se adaptan a diferentes topografías, incluso las ligeramente accidentadas, aunque puede estar condicionada a las condiciones climáticas como el viento y la aridez.
Se trata de uno de los más utilizados en cultivos urbanos por la facilidad de su instalación en pequeñas superficies, sin embargo, no resulta recomendable para cultivos sensibles a la humedad (calabaza o zapallo, pepino, pimiento o ají) debido a que la humedad dispensad a por la lluvia de agua en este tipo de riego puede fomentar la aparición de hongos.
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Riego localizado
En el que se aplica agua sólo a una zona determinada del suelo, donde está la planta, a través de tuberías por las que el agua circula a presión hasta alcanzar el área de riego, por lo que resulta necesario un sistema de bombeo y la distribución por caños.
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El desarrollo de técnicas para este método de riego ha permitido la automatización de las operaciones, lo que produce importantes ahorros en agua y energía.
Es un método bastante utilizado en invernaderos y huertos de tamaño medio, puesto que sus ventajas principales son el ahorro de un 20% de agua y que no necesitan del control permanente (según el sistema).
Dentro de este método pueden diferenciarse fácilmente dos sistemas de los más utilizados:
- Por cinta de exudación: una tubería de material poroso por la que sale muy lentamente el agua. Trabaja con una presión de agua muy baja, pero también tiende a obstruirse más fácilmente y requerir mayor mantenimiento.
- Por goteo: una manguera con elementos incorporados a una distancia variable por donde sale el agua. Emite un goteo regular y constante que va mojando el suelo, por lo que requiere de una cierta presión de agua. Lee más sobre el sistema de riego por goteo.
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¿Qué más necesito saber sobre el riego?
Más allá del método y sistema de riego seleccionado, existen una serie de elementos que permiten realizar su instalación según la extensión, fuente de agua y sistema elegido.
Algunos elementos básicos son:
- Filtros: según la procedencia, el agua llevará más o menos partículas que podrán afectar el sistema de riego elegido. En general, los sistemas del método localizado tienden a obstruirse, por lo que resulta indispensable utilizar los filtros de discos o de malla.
- Tuberías: para los tres métodos de riego se requieren tuberías, algunas de caudal principal con unos 32 mm de diámetro y otras, de menor diámetro, para los ramales, llegando a las de 16 mm para las líneas de goteo. Se utilizan las de polietileno (PE) con un aditivo llamado ‘negro de humo’ para protegerlas de la radiación UV.
- Reductores de presión: generalmente necesarios para sistemas por goteo.
- Llaves de paso: según el tamaño de la instalación de riego y el tipo de cultivo, las llaves resultan de gran utilidad, pudiendo incluso dar paso o cerrar el flujo para un sector en particular.
- Temporizadores: se utilizan para automatizar el riego y resultan de muy fácil instalación.
Si bien lo mencionamos entre los factores para determinar el método de riego, habrá de considerarse muy detenidamente las necesidades de agua según el tipo de cultivo y las etapas de desarrollo de cada uno, que pueden, a su vez, resultar influenciados por las condiciones ambientales.
Esto permitirá regular adecuadamente el riego y llevar un control del sistema de riego efectivo y eficiente.
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Fuentes
- “Manual de Riego para Agricultores. Módulo 1. Fundamentos del Riego”, Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera. Junta de Andalucía. 2010
- “Curso de Riego para Pequeños Huertos”, Grup de Recerca Agricola Metropolitana d’Alicant.
- “Taller de riego y agua en los huertos”, Talma Alba y Luciano Labajos. 2014.
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