Comer ecológico no es más caro
El post de hoy está escrito por África, una mujer con muchas inquietudes que ha querido compartir con todos nosotros sus experiencias y conclusiones sobre un tema «caliente» dentro del mundo de los productos ecológicos: su precio.
Seguro que esta lectura te anima a reflexionar sobre cómo hacer buenas elecciones en cuanto a tus hábitos de consumo y la repercusión que éstos tienen en tu salud y la del planeta.
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Comer ecológico no es más caro
Tod@s hemos pronunciado u oído lo de: ¿ecológico? ¿Más sano? Ya. Pero demasiado caro.
Tod@s nos fijamos en el precio antes que en cualquier otra consideración. Buscamos las rebajas en todos los ámbitos: ropa, calzado, electrodomésticos, ocio y hasta en la alimentación desoyendo el tan sabio consejo de nuestras abuelas que decían que lo barato acaba saliendo caro.
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Os habréis dado cuenta que he incluido la alimentación como un bien de consumo más porque eso es lo que es, desgraciadamente, y ahí empieza el problema: nos pasamos la vida comprando comida sin darle ningún valor particular ya que nadie nos ha enseñado que nuestra alimentación condiciona nuestra salud.
Ya lo decía Hipócrates - el mismo que creó el juramento hipocrático - : “ Deja que tu comida sea tu alimento y que tu alimento sea tu medicina ”.
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Más allá del hecho probado de que los alimentos precocinados, enlatados y procesados dañan nuestra salud y conllevan deficiencias alimentarias importantes, nadie nos advierte de que la maravillosa dieta mediterránea no lo es tanto cuando las frutas y las verduras que compramos están llenas de productos químicos cuyos efectos desconocemos.
Y esa elección va más allá, cada vez que recurrimos a la agroindustria para alimentarnos estamos contribuyendo:
A empobrecer nuestros suelos – porque suelen dedicarse a cultivar un solo producto en grandes extensiones -,
A contaminar nuestras aguas – ya que ese cultivo único conlleva el uso de fertilizantes, herbicidas y pesticidas químicos que llegan a nuestros ríos y a nuestras aguas subterráneas -,
A hacer desaparecer al agricultor tradicional que cultiva un poco de todo – ya que solo las grandes extensiones de un mismo cultivo le permiten sobrevivir -,
A aumentar el efecto invernadero – pues los productos suelen recorrer muchos kilómetros hasta llegar a su punto de venta -,
Al despilfarro – las frutas y verduras que no cumplen con los estándares de las grandes superficies y supermercados son descartadas automáticamente sin ningún aprovechamiento -,
A la extinción especies – la agroindustria se centra única y exclusivamente en el rendimiento de lo producido y no en las calidades nutricionales -,
A la explotación de personas – ya que fomenta empleos precarios y de mala calidad -,
A la explotación de animales – en granjas industriales donde están hacinados, sobremedicados y mal alimentados lo que repercute en su salud -.
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Que hoy por hoy vamos tomando conciencia de las consecuencias de nuestras elecciones es bueno; falta añadir que cambiar siempre es positivo pero no fácil.
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Recoger y evitar las bolsas de plástico está muy bien pero no deja de ser un mero parche; el verdadero problema está en nuestros hábitos de consumo, y por lo tanto la solución está en nuestras manos pues podemos mejorarlos.
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Después de lo expuesto ¿sigues pensando qué comer ecológico es más caro?
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África Teruel
En el próximo artículo hablaremos de la parte de los productores
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