5 maneras de proteger a las plantas del huerto y jardín del viento

En la sección de Huerto Ecológico del blog de ECOagricultor tocamos temas tan diversos como: control de plagas y enfermedades, calendario de siembra, rotación de cultivos, cuidados de las plantas, el riego, huertos en macetas, el compostaje, herramientas, etc.

En el artículo de hoy nos vamos a centrar en los paravientos, sus ventajas, desventajas y diferentes maneras de proteger a las plantas del viento.

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En la instalación de jardines y huertos resulta indispensable considerar diferentes maneras de proteger a las plantas del viento. El viento, siempre que sea moderado, ejerce acciones importantes para el desarrollo de las plantas, favoreciendo la polinización, limpiándolas de impurezas y polvo.

Pero, a medida que la duración y velocidad del viento crece, puede jugar un rol negativo, como abscisión de hojas, ramas y frutos, torciéndolas, volcándolas y aumentando la limitación hídrica así como la erosión del suelo.

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El viento y su acción en la capa límite

El concepto de capa límite refiere a una capa de aire inmóvil alrededor de la hoja, el espesor de ésta está directamente relacionado a la velocidad del viento y las características aerodinámicas de la hoja: en las hojas grandes la capa límite es de mayor espesor que en las pequeñas.

Esta capa afecta tres procesos relacionados que interactúan de manera compleja: intercambio de calor entre la hoja y la atmósfera, el pasaje de vapor de agua, y la absorción de CO₂.

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Es por ello que, la intensidad y duración del viento tiene efectos, tanto negativos como positivos, en:

• El balance térmico: el viento contribuye a disminuir la temperatura foliar.
• La transpiración: con la remoción de la capa límite reduce la tasa transpiratoria.
• La fotosíntesis: el viento mejora la absorción de CO2 al incrementar su turbulencia en torno a la superficie foliar y con ello aumenta la conductancia de la capa límite.
• El crecimiento: diversos estudios dan cuenta de una reducción del crecimiento en árboles clonados, tanto en el tallo como en las hojas.
• Morfogenéticos: una alteración de los patrones de desarrollo y de crecimiento, conocida como tigmomorfogénesis, reduciéndose la altura del tallo y el incremento del diámetro.

Estos efectos adaptativos varían entre distintas especies, incluso con diferencias entre el día y la noche, así como respecto a las temperaturas.

Es por esto que las plantas que crecen protegidas de la acción de vientos fuertes, pero con una cantidad moderada en su entorno, ganan mayor altura, vigor y color, mientras que los expuestos tienden a mostrar aspectos más rústicos y menor sensibilidad.

Además de estos, existen efectos adversos que pueden deteriorar o terminar con la vida de la planta:

• Vuelco: el excesivo doblado a nivel del suelo o quebrado de los entrenudos, que pueden acostar los tallos o desplazar las raíces.
• Daño en las hojas: se manifiesta mediante lesiones que toman una tonalidad marrón, depresiones por ruptura de tejidos epidérmicos y desgarros que puede producir por la acción directa o por un agente transportado por el aire actuando de forma abrasiva.
• Daño en los frutos: heridas ocasionadas por el frotamiento contra los tallos y hojas.

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5 tipos de barreras cortavientos para jardines y huertos

Las cortinas o barreras cortavientos o rompevientos hacen referencia a sistemas biológicos (árboles, arbustos, hierbas) o no biológicos (mamparas, paredes, empalizadas), utilizadas para reducir la intensidad del viento y brindar protección al suelo susceptible a la erosión.

1. Setos: son una excelente opción para amplios jardines, aunque demora bastante tiempo en formarse y requieren mantenimiento, permiten establecer limitaciones a la vez que actúan protegiendo las plantas. Pueden estar formados por una única especie o por varias.
2. Arbustos y plantas trepadoras: son una alternativa similar a la de los setos pero requieren menos mantenimiento y pueden ocupar menos espacio según la composición.
3. Valla y trepadoras: las trepadoras pueden aportar color y un tono vivo a las clásicas vallas de madera, sin embargo, las trepadoras son también sensibles a la acción de vientos fuertes.
4. Láminas de brezo, mimbre o caña: son excelentes elementos para balcones y jardines pequeños, con los que además es posible moderar la porosidad según la intensidad del viento en épocas determinadas.
5. Mallas de plástico: aunque artificiales, pueden resultar muy competitivas, pues, además de ofrecer buena resistencia con diversas opciones de porosidad, son duraderas.

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Al planificar un jardín o huerto se deben considerar los aspectos ornamentales, económicos y funcionales para la ubicación de cada planta.

Las barreras cortavientos tienen funciones fundamentales que pueden influir de manera decisiva en el equilibrio y la biodiversidad, como protección contra la erosión, regulación térmica, protección mecánica, refugio de fauna auxiliar, aislamiento frente a contaminantes, reciclado de nutrientes y mejorar el paisaje.

Sin embargo, en el diseño para la distribución de las plantas, incluyendo la barrera cortaviento si es vegetal, deben contemplarse las necesidades de agua y sol o sombra de cada especie.

La mayor eficiencia de la protección se alcanza ubicando los cortavientos de manera perpendicular a los vientos dominantes en la zona.

En el caso de los cercos vivos o barreras vegetales, se debe contemplar la sombra y la competencia por agua y nutrientes que estos pueden generar con las plantas del jardín o huerto.

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Fuentes

• “El viento y la vida de las plantas”, Alberto D. Goldberg. Universidad Nacional de Cuyo, 2010.
• “Protección de los cultivos de los efectos del viento”, Alberto Daniel Goldberg, Ulfilas Boldes y Jorge Colman. Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria.
• “Huertos-Jardín en el entorno urbano, una propuesta para la ecociudad de Sarriguren”, Luis Diego Díez. Universidad Pública de Navarra, 2014.
• “Cortavientos Setos y Borduras”, Mariano Gutiérrez Claramnunt y Pedro Perales Ruíz. Centro de Investigación y Formación Agrarias, 2005.