¿Cómo crear un huerto urbano con niños? El huerto en casa en familia
Tener un huerto infantil en casa es divertido y entretenido, y una herramienta para educar en valores éticos indispensables.
Descubren la agricultura y las ciencias naturales, aprecian más la comida, desarrollan habilidad manuales y cognitivas, hacen ejercicio… Son algunos de los beneficios de la huerta urbana en los niños.
Pero hay más. Aprenden a trabajar en equipo, a tener responsabilidades y a entretenerse solos y también compartiendo un valioso tiempo con su familia.
Y todo esto ayudando a cuidar del medio ambiente y a fomentar el consumo responsable.
Vamos, que merece la pena introducir a los niños en la horticultura.
En esta guía te acercamos un poco al mundo de la huerta doméstica y te damos algunas ideas para fomentar la participación y el interés de los niños.
¿Te vienes a plantar la semilla?
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Planificación del huerto urbano casero
El huerto requiere estudiar y planificar el espacio disponible, cómo trabajarlo y con qué variedades de plantas.
Uno de los beneficios de la huerta casera es que estrecha lazos y consigue que pasemos más tiempo juntos en familia. Escuchar a los niños en esta fase les hace sentirse parte de un proyecto común.
Ya sea como huerta familiar completa, como un espacio reservado en ella o un minihuerto de un par de macetas solo para los niños, lo que conseguimos es que adquieran sentido de pertenencia y participación, de responsabilidad, de confianza y, en definitiva, mejoramos su autoestima.
Una manera muy entretenida de fomentar la participación en esta fase es dándole un poco de colorido al sobrio huerto «adulto».
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Actividad: carteles para las plantas
Es interesante saber qué plantas hemos plantado. Es fácil olvidar de qué planta es cada esqueje o brote.
Incluso las plantas adultas pueden confundirnos si no vemos su fruto. Y las aromáticas, todavía más. Si no eres cocinillas, ¿diferencias de un vistazo orégano, albahaca y tomillo, por ejemplo?
Así que lo mejor es marcarlas, y he aquí la oportunidad de hacer una manualidad infantil, los carteles.
Solo necesitaréis:
— Cartón o, mejor, tablitas de contrachapado fino, como las de marquetería del colegio o recicladas de una caja de fruta.
— Palitos de madera, como los de los helados, o pinzas de la ropa de madera.
— Tijeras.
— Segueta (en caso de usar tablitas de madera).
— Cola blanca.
— Colores (lápices, ceras, rotuladores o pintura).
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Es bien fácil. En una o dos horas de entretenimiento, tendréis marcadores para el huerto:
- Recortad el cartón, cartulina o las tablitas de un tamaño adecuado. Por ejemplo, 5 x 10 cm. Según la edad de los niños, será necesaria la supervisión de un adulto.
- Pegad los cartelitos con cola blanca a los palos de madera o las pinzas de la ropa. Dejad secar.
- Pintadlos de colores al gusto.
- Escribid el nombre de cada planta. ¡Listo!
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Herramientas para un huerto casero infantil: un mundo a su medida
Los «aperos de labranza» suelen tener un tamaño excesivo para los niños más pequeños.
En general, es inteligente buscar versiones menores o alternativas. Por seguridad, comodidad y para que se sientan parte de la actividad.
Para el trabajo que pueden hacer los niños solo necesitarán:
— Una pala, un rastrillo y un cubo pequeños. Los de playa pueden servir.
— Una regadera o recipiente similar de tamaño adecuado.
— Recipientes para sembrar. Macetas, botes, envases reciclados… También será útil una caja de madera o incluso una mesa de cultivo. La decisión depende del espacio disponible y de las plantas que vayáis a cultivar.
— Sustrato, piedras pequeñas, fibra de coco y cualquier otro elemento que utilicéis para crear un suelo en el que las plantas echen raíces y se nutran.
— Semillas de hortalizas, plantas aromáticas y flores. Las semillas son la manera más sencilla de iniciarse en el cultivo.
Además de darles herramientas adaptadas, te proponemos tres actividades para motivar su participación.
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Actividad: decorar las macetas
Con un poco de imaginación, unas sencillas macetas se convierten en un colorido entretenimiento para el huerto.
Necesitáis:
— Macetas. De cerámica, metal o plástico, las que quieras. Solo asegúrate de que su superficie admite pintura.
— Pinturas.
— Lápices de colores, rotuladores o ceras.
— Brochas y pinceles.
— Pegamento.
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¿Instrucciones? Tan solo deja que mande la creatividad. Macetas de colores, con formas geométricas, caritas, personajes o paisajes. ¡Todo vale!
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Siembra en el huerto casero
Aquí llega la parte emocionante, la de mayor curiosidad: sembrar y ver brotar los primeros tallos.
Es una tarea en la que los niños pueden participar sin más ayuda que unas indicaciones previas. Les será muy entretenido.
La siembra puede incluir flores para darle más vistosidad a la huerta y gustar más a los niños. Existen algunas variedades cuyas flores resisten bien el frío, como los crisantemos, por lo que es posible tener un huerto hermoso todo el año.
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Actividad: semilleros de cáscaras de huevo
Una buena táctica de siembra es empezar con semilleros.
Son pequeños recipientes donde las semillas germinan a salvo de la intemperie. Luego son trasplantadas cuando la planta es suficientemente fuerte.
Podéis usar envases de yogur, por ejemplo. Pero os proponemos otro tipo de semillero que les va a parecer muy, muy curioso. ¿Por qué no huevos?
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Necesitaréis:
— Huevos de gallina (¡mejor los ecológicos!)
— Un rotulador
— Sustrato
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Durante algunas semanas, haced esto con los huevos que consumáis:
- Cascadlos de manera que solo se desprenda más o menos un tercio. Vaciadlos por ese agujero.
- Lavadlos delicadamente para eliminar toda la materia orgánica, incluyendo la piel interna.
- Guardadlos hasta que llegue el momento de sembrar.
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Una vez toque la siembra, que los niños pinten una carita en cada huevo, lo rellenen de sustrato y pongan la semilla. Una huevera los sostendrá durante la germinación.
Los brotes saldrán de esas pequeñas cabecitas de manera muy simpática.
Y lo mejor es que al llevar la planta al huerto definitivo, se puede hacer con el huevo, que al degradarse aportará calcio al sustrato.
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Actividad: siembra tu comida
Enseñemos a los niños a alimentarse de manera saludable y equilibrada. Si son conscientes del origen de los alimentos, valorarán más lo que comen y cómo se produce.
Les entusiasmará poder comer lo que ellos mismos han cultivado. Sabrá a gloria.
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Una actividad muy sencilla, que se prepararía en la fase de planificación, es elegir las plantas de los pequeños pensando en platos concretos que les gusten.
Así, podéis tener proyectos como «siembra tu ensalada» (lechuga, tomates, pepinos, zanahorias...) o «siembra tu pizza» (orégano, tomate, cebolla, pimiento...).
No verás niños con más ganas de comer verdura.
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Enriquecer la tierra: el abono
En todas las fases del ciclo hay que asegurarse de que la tierra tiene las condiciones adecuadas. Pero es cuando la planta ya está brotando y en crecimiento cuando debe observarse con más atención.
El abono es fundamental y los niños pueden ayudar poniendo la cantidad que se les indique. Pero, sobre todo, se divertirán preparándolo.
Para la elaboración de abono orgánico casero, que tiene su ciencia, te remitimos a esta guía, donde aprenderás técnicas en las que los niños podrán ayudar (por ejemplo, la elección del residuo adecuado o la mezcla).
Pero tenemos una idea que les va a gustar todavía más.
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Actividad: granja de lombrices
Otra manera de crear compost o humus es con la participación de las lombrices.
Estos animales convierten los desechos orgánicos en un abono extraordinario.
A los niños les fascinan los gusanos, los «bichos raros» y «asquerosos». Crear un sistema de vermicultura añade una capa más de educación ambiental (y de calidad al huerto) realmente interesante para ellos.
Si no tenéis espacio suficiente, quizá sea complicado tener una granja que aporte humus en cantidad suficiente.
Pero eso no quiere decir que los niños no puedan experimentar a su escala. Te proponemos tener una granja de lombrices en una botella.
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Necesitaréis:
— Una garrafa de plástico de agua mineral
— Tijeras
— Cartulina de color negro
— Cinta adhesiva
— Sustrato
— Arena
— Hojas secas
— Restos vegetales crudos de vuestra cocina
— ¡Lombrices! Podéis conseguirlas en tiendas de animales o tiendas de productos para pesca
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Seguid los pasos siguientes. Los dos primeros pueden requerir la ayuda de un adulto, pero todo lo demás es perfecto para los niños:
— Cortad la parte superior de la garrafa para hacer un recipiente para la granja.
— Haced algunos agujeros pequeños en el fondo, para permitir el drenaje.
— Llenad el recipiente por capas. Primero, la arena. Después, hojas y sustrato. Repetid varias veces hasta completarlo, dejando al menos unos 5 cm de espacio libre por arriba.
— Verted un poco de agua para asegurar la humedad correcta del medio. Las lombrices necesitan humedad, pero no que esté empapado. Hay que darles agua de vez en cuando.
— Rodead la garrafa con cartulina negra y pegad esta con cinta adhesiva. Las lombrices quieren un entorno oscuro.
— Soltad las lombrices en el recipiente y ellas solas se enterrarán.
— Dejad restos vegetales arriba para que se vayan descomponiendo a lo largo de las semanas. Pueden ser mondas de verdura y fruta (no cítricos), posos de infusiones, hojas, trocitos de cartón...
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A lo largo de las semanas, las lombrices convertirán los residuos en humus, una tierra riquísima en nutrientes que podéis usar en la huerta.
De vez en cuando, los niños puede retirar la cartulina para ver qué ocurre dentro. Encontrarán lombrices moviéndose por los túneles y poco a poco su número irá creciendo, pues se reproducen muy rápido.
Podéis hablar de la biología de estos animales, de cómo mejoran la salud de los suelos y de la importancia de la fertilización natural en los cultivos.
Una buena ocasión para enseñarles sobre los ciclos de la naturaleza y el reciclado. La comida viene de la tierra y a ella debe volver.
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El mantenimiento del huerto urbano casero
¿Se acabó el juego con las semillas plantadas? Nada de eso.
Es el momento de esperar, pero también de cuidar. A los niños les divierte regar las plantas y es una tarea que pueden hacer ellos solos.
Aprenderán la responsabilidad de cuidar y reforzarás su autoestima al confiar en ellos esa tarea.
Pero es que, además, con el huerto en desarrollo es cuando los niños se convierten en exploradores. Prepárate para responder mil preguntas.
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Actividad: bichos, bichos y más bichos
A los niños les encantan los animales. Las lombrices despertarán su curiosidad, pero cuando las plantas empiecen a desarrollarse es cuando de verdad empezará el safari.
La huerta urbana ecológica enseña que hay más habitantes en casa. Permite educar en el respeto y en las necesidades de los ecosistemas, explicar cómo se evitan las plagas, concienciar sobre las necesidades de los animales, enseñar que no todos son molestos y aprender a diferenciarlos.
Es el momento de explicarles cómo participan en este ecosistema los insectos, caracoles, arañas y otros habitantes de la huerta, incluyendo los grandes vecinos: lagartijas, salamanquesas, pájaros…
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Estas son nuestras propuestas:
— El cuaderno de bichos
Lupa, libreta y lápices de colores. Llegó la hora de encontrar, seguir y estudiar a los animales del huerto, desde el pulgón más diminuto hasta la mayor mariposa.
En el cuaderno se registran y dibujan los animales encontrados. En lo posible, se explican y anotan sus características: qué comen, dónde se encuentran, qué posición tienen en ese ecosistema, cómo se combaten si son una plaga... Te recomendamos documentarte para ayudar en estas improvisadas clases de zoología.
Dentro de unos años, este cuaderno será un tesoro familiar que veréis con nostalgia y cariño.
— La gusanera
Un bote de cristal o una caja de cartón con tapa pueden convertirse en una gusanera.
¿En qué consiste? Si encontráis una oruga en el huerto, tomadla con cuidado y metedla en el bote.
Alimentadla con hojas frescas (por ejemplo, de lechuga) y observad cómo vive.
Los niños pueden dibujar las diferentes fases de su transformación: de gusano a mariposa, y descubrir la maravilla biológica que es la metamorfosis.
Van a quedar fascinados.
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Actividad: conocer las plantas
Las plantas también pueden tener su cuaderno de naturalista. No en vano, el huerto se hace por ellas.
Registrar todo el proceso de cultivo, desde la semilla hasta el fruto, puede ser una buena tarea para mantener entretenidos y absortos a los niños.
Pueden dibujarlo y anotar todo y, además, pueden aprender a secar las hojas de las plantas y hacer una colección en su cuaderno. Incluso pueden aprender a recolectar y conservar las semillas.
Otro gran recuerdo familiar.
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El huerto casero une a la familia
La huerta no solo entretiene a los adultos. Es una afición saludable para todos y los niños pueden encontrar en ella un mundo fascinante en el que desarrollar sus habilidades y dejar volar la imaginación.
Hay centenares de tareas y actividades que se pueden hacer en un huerto casero, incluso cuando no buscamos expresamente entretener a los niños.
¿Quieres que participen en una actividad buena para ellos, para la familia y para el medio ambiente? Empieza ya con el huerto urbano ecológico en casa. ¡A sembrar!
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