Deforestación en el mundo: causas y consecuencias de la tala indiscriminada de árboles

 

Muchos de nosotros conservamos en la retina la imagen de una monstruosa máquina talando y derribando los árboles de la selva amazónica o los bosques de Borneo.

Y es que la deforestación supone la destrucción masiva de grandes masas forestales en todo el mundo, provocando la pérdida de biodiversidad o daños en los suelos, en muchas ocasiones irreversibles.

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¿Qué es la deforestación?

La deforestación, o tala de árboles, es un procedimiento generalmente llevado a cabo por la acción humana mediante el cual se destruye la superficie forestal, esto es, bosques y selvas que en conjunto constituyen uno de los elementos más relevantes de la biosfera de nuestra Tierra.

Estos ecosistemas ocupan extensas áreas de la superficie terrestre y sirven de hábitats a multitud de especies animales y vegetales, preservan los suelos de la aridez o la erosión y modulan los flujos hidrológicos mediante la fijación de vapor de agua o carbono.

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Causas de la deforestación

Las principales causas de la deforestación son los intereses de grandes empresas privadas o de pequeños agricultores y ganaderos, en muchos casos unido a la carencia de leyes de protección adecuadas.

• Operaciones madereras comerciales

La industria maderera efectúa talas o quemas para la obtención de madera y pulpa de papel. En este punto se incluye asimismo la deforestación para la construcción por parte de estas empresas de carreteras de acceso a bosques y selvas cada vez más remotos.

• Agricultura, ganadería y minería

Bien empresas del sector privado —gran escala—, bien agricultores y ganaderos locales —subsistencia— talan árboles con el fin de lograr más espacio para los cultivos o para el pastoreo del ganado, que siendo intensivo (sobrepastoreo) impide además el crecimiento de nuevos brotes.

Lo mismo sucede con la industria minera, que ocupa el terreno para la extracción de materias primas.

• Leyes medioambientales deficientes

Insuficiencia o inexistencia de leyes medioambientales y marcos jurídicos e institucionales que protejan la superficie forestal.

• Otras

Causas adicionales de la deforestación son el crecimiento urbano o los incendios forestales.

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Consecuencias de la deforestación

La tala indiscriminada de árboles, sin una eficiente reforestación, origina graves daños ambientales, sociales y económicos. Entre ellos:

• La merma o destrucción total de bosques y selvas, hábitats de aproximadamente el 70 % de las especies animales y vegetales de todo el mundo.
• La consecuente pérdida de biodiversidad. Muchas de estas especies desaparecen o se extinguen como consecuencia de dicha destrucción de su hábitat.
• Desertificación y disminución de la calidad del suelo. Con la pérdida de la capa vegetal los suelos quedan desprotegidos, lo que supone un incremento de la aridez y la erosión; terminando por convertirse en tierras no productivas.
• Contribución al cambio climático. Los árboles contribuyen a mantener el ciclo hidrológico y desempeñan un papel crucial en la absorción de gases de efecto invernadero (GEI). Con la pérdida de masa forestal se reduce la fijación de vapor de agua o de CO₂, lo que en última instancia se traduce en temperaturas más extremas —calentamiento global—.
• Migración forzosa de las personas que vivían cerca o en las propias zonas deforestadas.

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Cifras de deforestación en el mundo

Se estima que los bosques cubren en torno al 30 % de la superficie terrestre. La mayor pérdida de bosque por deforestación tiene lugar en países tropicales y de bajos ingresos, en los que solo en la década del 2000 a 2010 se produjo una pérdida neta de 7 millones de hectáreas —40 % debida a agricultura a gran escala; 33 %, a agricultura local; y 27 %, a infraestructuras y minería—, según datos del último informe (2016) de la FAO «El Estado de los Bosques del Mundo» (.pdf, 1.81 MB).

En América Central y del Sur, los países con el mayor aumento neto de superficie agrícola unido a la pérdida neta de superficie forestal en ese mismo período fueron Honduras (-44 %), Nicaragua (-31 %) y El Salvador (-30 %). Destacan asimismo Haití, Panamá, Perú, Brasil, Paraguay o Argentina.

Si bien el mismo informe arroja datos positivos: 20 países han logrado mantener o incluso incrementar su superficie forestal desde 1990. 12 de ellos han conseguido un aumento de más del 10%; son: Argelia, Chile, China, Gambia, Irán, Marruecos, República Dominicana, Tailandia, Túnez, Turquía, Uruguay y Vietnam.

En el caso de España, la comunidad autónoma que más incendios forestales sufre, Galicia, está en cabeza en cuanto a hectáreas de bosque perdidas, con más de 270 000 entre 2001 y 2016; seguida de Castilla y León y Andalucía, con aproximadamente 124 000 y 69 000, respectivamente. No obstante, el Inventario Forestal Nacional revela un incremento de la superficie forestal del país del 28 % en 1990 al 37 % en 2010.

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Consumo responsable contra la deforestación: ¿qué puedo hacer yo?

• Apoyar la agricultura ecológica y de cercanía. De este modo sabremos con certeza cuál es la procedencia de los productos que compramos y nos aseguraremos de que ningún bosque o selva haya sido degradado para su obtención. Además, la agricultura ecológica reduce el uso de energía, favorece la preservación de la biodiversidad, mejora la fertilidad del suelo y mantiene los balances ecológicos y la calidad del agua; tal y como explicábamos en este otro post.

• Usar productos de madera certificada. El sello FSC certifica que han sido fabricados con madera, papel u otros derivados forestales obtenidos con criterios ambientales exigentes, socialmente benéficos y económicamente viables.

• Eliminar de tu cesta de la compra el aceite de palma —alimentos, cosméticos y agrocombustibles—. «En muchas ocasiones las plantaciones de palma se implantan tras la destrucción de grandes extensiones de selvas tropicales en Indonesia». Dicha destrucción y quema supone la emisión de 1800 millones de toneladas de GEI al año (artículo Greenpeace).

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Gestos sencillos pero «poderosos» con los que contribuimos a revertir la situación.

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