Plantas con mayor y menor necesidad de nutrientes y cómo influye el tipo de suelo en su absorción

Para crear un buen suelo de cultivo, necesitamos que la tierra sea fértil. Y una de las herramientas que podemos usar para tal fin es aportar materia orgánica. No obstante, no siempre sabemos qué abono y qué cantidad de éste es mejor para las diferentes plantas que cultivamos en el huerto o el jardín.

Para hacerte la vida más sencilla, en este post queremos proponerte algunas pautas fáciles de implementar para que puedas ir valorando cómo puedes conseguir una mejor nutrición para las plantas que cultivas no solo sabiendo qué exigencias de nutrientes tienen, además conociendo el tipo de suelo de cultivo.

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Tipos de hortalizas según la necesidad de nutrientes

Vamos a dividir las hortalizas en 3 grupos en función de las necesidades de nutrientes que tienen:

Hortalizas poco exigentes

Algunos ejemplos de hortalizas poco exigentes son el ajo, el calabacín, el canónigo, el hinojo, las leguminosas, la manzanilla y el rabanito.

En este grupo de plantas se encuentran las que son capaces de desarrollarse correctamente con pocos nutrientes. Pueden cultivarse en el mismo espacio donde anteriormente hayamos cultivado plantas más exigentes.

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Hortalizas semiexigentes

Ejemplos de plantas hortícolas con una necesidad media de nutrientes son: Verduras de hojas verde (acelgas, espinacas, lechugas), cebolla, fresa, pepino, perejil, pimiento, menta, nabos y zanahorias.

Este tipo de plantas requieren de aportes de materia orgánica, que se pueden hacer previo a la siembra o trasplante. Dependiendo del ciclo de vida de la planta en cuestión, podría necesitar o no aportaciones sucesivas de abono una o dos veces al año.

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Plantas hortícolas muy exigentes

Dentro del grupo de las hortalizas muy exigentes incluimos: alcachofa, apio, batata, berenjena, calabaza, coles (coliflor, berza o kale, brócoli, lombarda, coles de Bruselas y repollo), girasol, maíz, melón, patata, puerro, remolacha, sandía, tomate.

Este tipo de plantas hortícolas van a necesitar mayor cantidad de nutrientes que en los casos anteriores. Durante su desarrollo o ciclo vital deberemos abonar el suelo de cultivo varias veces: antes de su siembra o trasplante y varias veces a lo largo de su crecimiento.

Cuando el ciclo vital de estas plantas finaliza, podemos realizar la Rotación de cultivos y elegir hortalizas con pocas necesidades de nutrientes o bien volver a abonarlo antes de cultivar otras hortalizas.

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Plantas que nutren al suelo

Hasta ahora hemos visto qué plantas son más o menos exigentes a la hora de necesitar suelos ricos en nutrientes. Pero ahora quiero que conozcas plantas que pueden aportar nutrientes a la tierra.

Estas plantas son leguminosas y entre ellas tenemos: habas, lentejas, los altramuces o lupinos, guisantes o arvejas y judías o porotos.

En particular, las leguminosas aportan nitrógeno, uno de los nutrientes principales que necesitan las plantas.Van a ayudar a reponer ese nitrógeno que han tomado las plantas cultivadas anteriormente. Ubícalas en el lugar donde previamente hayas cultivado hortalizas muy exigentes en nutrientes.

Otro beneficio de cultivar estas plantas es que son poco exigentes en cuanto al aporte de abonos.

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También tenemos la posibilidad de incluir los abonos verdes. Se trata de cultivar plantas de las familias botánicas de las leguminosas, las gramíneas y las crucíferas y cortarlos y enterrarlos donde han sido cultivados. Esto va a mejorar enormemente la calidad del suelo, lo hará más fértil, las plantas serán más resistentes a parásitos, entre algunos de los beneficios. Si quieres saber más sobre ellos, te invito a leer mi post sobre los Abonos Verdes, es muy completo y en él te cuento todo en detalle (funciones, características, cómo cultivarlo).

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¿Qué tipo de suelo tiene tu huerto?

Es muy importante conocer qué tipo de suelo en el que vamos a cultivar nuestros alimentos. Entre otros motivos, el tipo de suelo va a influir en la capacidad que puedan tener las plantas a la hora de tomar los nutrientes de la tierra.

Vamos a conocer un poco sobre los suelos con pH alcalino y ácido y los suelos arenosos y arcillosos.

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Suelos con pH ácido

Este tipo de suelos pueden acumular algunos nutrientes (como hierro, manganeso, cobre y zinc) y por otra parte van a reducir la cantidad de nutrientes que absorben las raíces de las plantas (como el calcio, magnesio, potasio y fósforo).

Para regular estos desequilibrios de exceso de acidez, se puede disminuir la acidez del suelo de cultivo aportando abonos orgánicos como algas cálcicas, polvo de piedras, huesos molidos o guano.

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Suelos con pH alcalino

En este tipo de suelos las hortalizas son más propensas a tener carencia de nutrientes como el hierro, el manganeso, el zinc y el cobre porque se complica su absorción. Además, estos suelos acumulan otros nutrientes como el calcio, el potasio, el magnesio, el fósforo y el molibdeno.

Para equilibrar este tipo de suelos, agregaremos compost y poniendo acolchado o mulch. Esto será suficiente para reponer los nutrientes que están en carencia.

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Suelo arcilloso

Este tipo de suelos sos ricos en cuanto a nutrientes. El problema que pueden tener es que se compacten y los nutrientes no estén biodispobibles para que sean absorbidos por las raíces de las plantas.

Con la aplicación de compost en este tipo de suelos conseguiremos que estén más mullidos, más ligeros y aireados.

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Suelo arenoso

En este tipo de terrenos deberemos aportar más materia orgánica para reponer nutrientes porque el agua (ya sea de riego o de lluvia) se los lleva con mayor facilidad que en otros tipos de suelos.

Para enmendar los suelos arenosos y corregir esa pérdida de nutrientes, aplica pequeñas cantidades de abono orgánico a lo largo del año. Este tipo de suelos necesitarán más abonos que los demás.

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