El método de agricultura natural de Masanobu Fukuoka
Cuando se dice que «la naturaleza es sabia», no es hablar por hablar. Masanobu Fukuoka demostró que es posible producir gran cantidad de alimentos dejando a la vida abrirse camino casi sola. Es lo que se llama «agricultura natural».
¿Quién era este maestro agricultor y en qué se basa su método? Te lo contamos.
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Masanobu Fukuoka, el abuelo de la permacultura
Hace poco te hablamos sobre la permacultura en este artículo. Si recuerdas bien, en ella la agricultura aprende de la naturaleza.
Masanobu Fukuoka defendió, antes todavía, un método más radical. Este japonés hablaba de la agricultura natural.
Pero ¿quién es Masanobu Fukuoka?
Masanobu Fukuoka, el «agricultor natural»
Fukuoka nació en 1913 y hoy se le reconoce como agricultor, pero antes de llegar a la huerta, pasó por la academia.
Se formó como microbiólogo y agrónomo y fue un prestigioso investigador de las enfermedades de las plantas en Yokohama. Era un hombre de laboratorio hasta que en 1937 se replanteó toda su vida, su trabajo y su sociedad.
Fue entonces cuando abandonó su puesto de trabajo y volvió a la granja familiar, donde desarrolló una perspectiva distinta de agricultura.
Desde su punto de vista, la agricultura convencional estropea la tierra, daña las plantas y degrada del medio ambiente.
¿Cómo producir alimentos sin dañar al ecosistema? Fukuoka se planteó que, quizá, la cosa no iba de qué hacer para mejorar la producción, sino qué dejar de hacer.
Y así empezó la «agricultura natural», una que se basa en una filosofía muy sencilla. Porque, piensa, ¿alguna vez has visto que un bosque necesite de agricultores?
La agricultura natural de Masanobu Fukuoka: dejar al cultivo tranquilo
Según Fukuoka, nadie sabe más sobre cultivar que la propia naturaleza. Durante millones de años lo ha hecho sin ningún problema.
Por eso, la agricultura natural se puede definir como una agricultura salvaje, donde se deja a la naturaleza trabajar sola. Casi no hay intervención humana.
Eso implica abandonar técnicas que siempre se han considerado esenciales en la agricultura, como la labranza o la fertilización.
Fukuoka lo definió como la doctrina Wu Wei («no hacer» en japonés). Esta forma de no-actuar tiene lo siguientes principios:
- No arar
El suelo debe permanecer en su estado natural. No se debe usar arado ni ninguna otra herramienta que rompa su superficie, porque eso altera su microecosistema.
- No abonar
Si un medio natural con vegetación no necesita abonado para ser fértil y dinámico, ¿por qué abonar el cultivo?
La agricultura natural dice que no es necesario, aunque sí defiende la rotación de cultivos para mejorar la recuperación de los suelos cada cierto tiempo.
- No usar herbicidas ni pesticidas
No hay malas hierbas ni malos insectos. Hay que interactuar con ellos, no destruirlos. Además, estas sustancias contaminan los suelos y matan a los microorganismos beneficiosos.
- No podar
Las ramas crecen según sus necesidades de espacio y luz. Podar es forzar y dominar, según esta doctrina.
Dejar de hacer todas estas tareas tiene implicaciones en los esfuerzos del agricultor, en la cantidad de residuos generados, en el consumo de combustible fósil (ninguno), en el uso de maquinaria agrícola (tampoco, ninguna) o en abonos y otros tratamientos.
En definitiva, la agricultura natural se basa en imitar a la propia naturaleza.
Las bolas de semillas o nendo dango
Una de las pocas acciones permitidas en la agricultura natural es la siembra. Obviamente, las plantas que nos interesan no llegarán solas a la parcela. Por lo tanto, hay que sembrar.
Fukuoka propuso utilizar bolas de semillas (nendo dango), un sistema sencillo que no necesita arar la tierra para plantar las simientes y tampoco las deja a la vista de las aves.
Las bolas de semillas son pelotitas de arcilla (en ocasiones también mezclada con abono) de 1-3 cm de diámetro en las que se ocultan las semillas. Se reparten por el terreno y las primeras lluvias ablandan la arcilla y liberan las semillas.
Además de las semillas de las variedades que se desea cultivar, se incluyen otras de plantas que ayudan a fertilizar el suelo y proteger el desarrollo de las que nos darán fruto. Por ejemplo, el trébol blanco.
El legado de Masanobu Fukuoka
Fukuoka cultivó sin llamar la atención hasta que en 1975 publicó el libro La revolución de la brizna de paja, en el que explicaba la agricultura natural. En ese momento se convirtió en un referente y viajó por todo el mundo para hablar de su filosofía. Su obra ha sido una guía imprescindible para los agricultores ecológicos y la permacultura.
Su legado va más allá de la producción de alimentos. Fukuoka se interesó en combatir la desertización y su método puede utilizarse para reforestar zonas secas. Su eficacia se ha demostrado en lugares áridos donde el verde ha vuelto a aparecer, éxitos que podrás leer en su libro Sembrando en el desierto.
Recuperar suelos áridos y desérticos es una nueva oportunidad para la vida. Las comunidades de esas zonas pueden recuperar la agricultura, conseguir más alimentos y evitar la hambruna y la pobreza.
Con semejante legado, sin duda merece la pena atender a las enseñanzas del maestro Fukuoka. ¿No te parece?
rosario alpizar ha comentado el 23 de agosto de 2013
hola estoy muy emocionada al leer todo esto,ahora voy a poner en practica todo lo anterior en mi terreno,mi pregunta es como puedo saber si el terreno es acido o alcalino.
ECOagricultor ha comentado el 25 de agosto de 2013
Rosario lo puedes medir disolviendo un poco de tierra en un poco de agua y lo mides con una tira para medir el pH
graciela ha comentado el 26 de agosto de 2013
¡¡¡HERMOSISIMA PAGINA!!!¡¡¡UN MUNDO DISTINTO ES POSIBLE!!!!NOS BRINDA ESPERANZA!!!!GRACIAS INFINITAS!!!!
Carmen Rienda ha comentado el 31 de agosto de 2013
Si, estoy de acuerdo con los otras. Es un método amoroso hacia la tierra y ella seguramente nos regale frutos mejores. El amor con amor se paga.
Eduardo ha comentado el 27 de noviembre de 2013
Y por acaso las empresas tipo Monsanto van a permitir esto ?
Abraham Benitez ha comentado el 9 de noviembre de 2015
Muy importante informacion gracias por compartir!!
jalel ha comentado el 1 de junio de 2016
A mi me parece un método escasamente productivo si lo que quieres hacer un sembradío porque muchas veces cuando siembras frutas u hortalizas no son de la región y debes de intervenir para crear las condiciones adecuadas. Pero creo que su método seria útil para reforestar ya que se haría con plantas de la región que naturalmente pueden soportar las condiciones de la zona sin ayuda.
Maria ha comentado el 6 de julio de 2016
Me parecen interesantisimas las teorías de Fukuoka y me sorprende y da pena que una persona así no haya trascendido más, estoy investigando sobre sus prácticas y publicaré en mi blog un artículo sobre él, desde luego se lo merece.
Viool ha comentado el 10 de agosto de 2016
¿Alguien podría decirme un árbol con esta cualidad??
Su método sirve para reforestaciones y reverdecer zonas desecadas: mediante árboles capaces de extraer hacia arriba la humedad del subsuelo ha sido capaz de cultivar en zonas desecadas de Somalia
Emilio Vega ha comentado el 1 de octubre de 2019
El árbol de la mora, o morera, blanca o negra cumple barias de esas funciones, además sirve como forraje y alimentación humana.
Guillermo Sanchez ha comentado el 2 de noviembre de 2016
Interesante material para salvar la vida en el planeta !! mil gracias esperamos estar en la misma energía.
Pilar ha comentado el 7 de agosto de 2017
Hola! Me parece muy interesante este artículo. Me gustaría saber cómo adaptar las plantas que propone a una zona de veranos calurosos y poco lluviosos e inviernos fríos (zona mediterránea, pero interior, en la montaña).Lo digo por si el trébol y otras plantas que propone necesitan demasiada agua en verano.
Gracias y un saludo
Nubia Calderon ha comentado el 4 de mayo de 2018
Agradezco quien me ayude con una explicación con respecto a que la gente todavía no entiende la distinción entre cultivo orgánico y el cultivo natural.
Pedro Lobos ha comentado el 20 de febrero de 2019
Muy bueno e interesante. Coincido en todo con Masanobu lo más díficil es cambiar uno