Fertilizantes naturales para tu huerto ecológico

 

Cuando cultivamos un huerto ecológico uno de los puntos claves es la fertilización.

En agroecología no se utilizan fertilizantes con ingredientes de síntesis pues éstos producirían a la larga problemas en las raíces y el propio suelo. En su lugar, se optan por fertilizantes orgánicos para lograr buenos resultados tanto a medio como a largo plazo.

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Los fertilizantes orgánicos

Sales potásicas

Se obtienen de la incineración de los residuos de melaza de la acelga fermentada y si no han sido sometidas a más tratamientos pueden ser utilizadas como fertilizante. Poseen un alto contenido en potasio asimilable y además gracias a su contenido en carbonatos puede neutralizar la acidez del suelo.

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Abonos mixtos orgánicominerales

Estos abonos se componen de polvo de roca calcárea, la cual actúa como soporte de extractos de algas y colonias de bacterias que fijan el nitrógeno. Son especialmente beneficiosas para suelos que tienden a acidificarse progresivamente.

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Abonos foliares

Utilizando este tipo de abono estaremos proporcionando a las plantas los elementos nutritivos asimilables mediante irrigación, siendo absorbidos a través de la epidermis de las hojas y de todas sus partes verdes. En concreto nos sirven para garantizar el aporte de oligoelementos que, pese a que puedan encontrarse en la tierra, muchas veces no son asimilables por las plantas y provocaría carencias típicas como la clorosis (decoloración de las hojas, manchas, hojas marchitas, etc.). Este tipo de abonos podemos elaborarlos con algas, ortigas y otras plantas que en su conjuntos poseen todos los oligoelementos, vitaminas y hormonas de crecimientos que nuestros cultivos pueden requerir.

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Abonos líquidos

El té de compost se elabora a partir de la maceración de abonos orgánicos y luego se usa el líquido resultante, normalmente diluido. Con esta técnica se obtienen una descomposición rápida con extracción de los nutrientes solubles. Este tipo de abonos se pueden usar como abono de efecto rápido en los cultivos en curso. Además su forma líquida nos facilita que podamos distribuirlo de forma uniforme en el suelo. El abono líquido es muy útil para activar la acción del compost en la superficie y la descomposición de materiales ricos en lignina como el serrín virutas, trozos de ramas, etc.

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Fertilizantes minerales

Apatita y fosforita

Son minerales que se distribuyen en la tierra después de haberlos triturado finamente para que sean más fácilmente asimilables. No obstante, hasta que se transforman en fósforo y éste es asimilable por las plantas puede ser un largo proceso, sobre todo en el caso de la apatita. La fosforita ejerce un efecto positivo especialmente en los suelos ácidos, en los que puede tener una acción correctora gracias a su contenido en carbonato de calcio.

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Leucita

Es un mineral rico en potasio cuya descomposición es relativamente rápida (si la comparamos con otros minerales). Se debe triturar muy fino para favorecer su descomposición. Favorece su absorción una temperatura elevada y cierto grado de humedad.

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Marga y caliza

Ambos se utilizan para corregir la acidez del suelo, siempre y cuando esta acidez sea una consecuencia de la falta de calcio. Son inefectivos e incluso pueden llegar a ser perjudiciales si la acidez tiene otras causas, como por ejemplo una humedad excesiva. La Marga contiene hasta un 40% de carbonato de calcio, mientras que la caliza es carbonato de calcio prácticamente puro. El óxido de calcio tiene capacidad correctora y va penetrando lentamente en la tierra, lo cual permite efectuar una única y masiva distribución sin perjuicio para los cultivos.

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Yeso agrícola

Este yeso (también conocido como sulfato de calcio) se emplea para corregir suelos alcalinos y para mejorar la textura del suelo evitando la compactación, disminuye la erosión del suelo y favorece la disponibilidad del agua. El yeso disminuye la concentración de salinidad en los suelos (la cual afecta directamente a la productividad de los cultivos).

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Arena y arcilla

Se pueden utilizar por su efecto corrector en suelos compactos (la arena) o en suelos con falta de consistencia (es el caso de la arcilla).

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